Entre los objetivos que más se repiten encontramos el de reducir el contorno abdominal y lograr un vientre plano. El abdomen es una zona especialmente conflictiva, además de la tendencia a acumular grasa localizada existen otros factores que nos dificultan alcanzar nuestro objetivo. Estreñimiento, acumulación de gases y retención de líquidos son algunas de las causas que generan presión abdominal y una inflamación de la zona. Es importante que sepas que esto se da independientemente de que haya o no exceso de peso.
Dolor de estómago, presión abdominal, gases, incluso náuseas son síntomas de que algo no le está sentando bien a nuestro organismo. Para descartar una posible intolerancia alimenticia es interesantes que observes si ese malestar se produce de manera recurrente al consumir un alimento y te hagas las pruebas pertinentes.
Veremos que hay rutinas que debemos de evitar y otras que conviene adoptar para reducir la inflamación. Voy a diferenciar aquellas relacionadas con la alimentación, con la actividad, con el descanso y otros hábitos.
ALIMENTACIÓN
Bebidas gaseosas: No solamente introducen aire en el sistema, además dificultan la digestión de otros alimentos pudiendo generar aún más gases.
Sal: Su consumo está relacionado con la retención de líquidos. Para evitar que el abdomen se dilate es recomendable reducir los alimentos ricos en sal. Utilizar hierbas y especias para condimentar los platos es una buena alternativa, siempre con moderación, un abuso también podría producir gases.
Fibra: El consumo de fibra favorece el tránsito intestinal, con lo cual es interesante incluir alimentos ricos en este nutriente. Sin embargo, hay que tomar ciertas precauciones para que no resulte contraproducente, un exceso de fibra puede producir el efecto contrario.
Hidratación: Una buena hidratación a base fundamentalmente de agua evita la retención de líquidos y favorece el tránsito intestinal.
Edulcorantes: Sorbitol, xilitol, manitol... Se suelen usar en productos sin azúcar. El hecho de ser acalóricos hace que muchos abusen de ellos y hay que saber que suelen producir hinchazón en el intestino grueso.
Masticación: La digestión comienza con la masticación. Es muy importante masticar cada bocado dedicándole tiempo y con la boca cerrada para evitar que introducir aire en el proceso digestivo.
ACTIVIDAD
Sedentarismo: La falta de actividad es uno de los males de nuestros días. Además de favorecer la acumulación de grasas también atrofia parte de la musculatura y esto afecta a por ejemplo, al proceso digestivo. La actividad suave y moderada como caminar activa el tránsito intestinal.
Bajo tono muscular: Otra consecuencia del sedentarismo es una musculatura pobre. Para fortalecer la faja abdominal conviene incluir diferentes tipos de abdominales isométricos y los hipopresivos. El control postural es otro de los hábito que debemos cuidar. El yoga y el pilates también te puede ayudar a fortalecer la zona y eliminar gases.
DESCANSO Y OTROS HÁBITOS
El proceso digestivo tiene gran impacto en nuestro estado de bienestar o malestar. La presión abdominal y/o inflamación del vientre es un condicionante que afecta incluso al estado anímico y a la manera de afrontar nuestras tareas como el trabajo o la vida social. Además de la alimentación y la actividad hay otras rutinas que conviene cuidar:
- Evitar ropa ajustada, en especial aquella que apriete la cintura.
- El estrés y los viajes alteran el funcionamiento regular del sistema digestivo.
- Los masajes en la zona del vientre podrían ayudarte a activar el tránsito intestinal y aliviar la presión.