La primavera es el momento perfecto para ponerse en forma. Tenemos unos meses por delante para hacer las cosas bien y sin prisas. Además, la combinación de buen tiempo y días más largos resulta de lo más motivante, vamos a aprovecharnos de ese extra de energía que nos brinda el sol.
Objetivo: Estar en forma
¿Cuánto tiempo necesitamos para estar en forma? Esa es la pregunta del millón. Asociar nuestros logros a unos plazos es una buena idea, pero si hablamos de salud mejor que dejemos las prisas de lado.
Somos reflejo de nuestro estilo de vida, por eso vamos a concentrar nuestros esfuerzos en mejorar nuestras rutinas y los resultados llegarán. De nada sirve marcarnos grandes objetivos si no tenemos claro qué debemos hacer para lograrlo. Por ello es interesante descomponer nuestro objetivo principal en otros más concretos. La satisfacción por alcanzar pequeñas metas genera una sensación de bienestar que sirve de estímulo para seguir dando pasos hacia el objetivo final.
La clave para adquirir un hábito es repetir y repetir. Tardamos unas 4 semanas en incorporar a nuestra rutina una determinada forma de actuar. Ésto no significa que vayas a alcanzar tu objetivo en ese tiempo, sino que 28 días es un tiempo prudencial para adaptarte a tu nuevo plan de vida.
¿Cuándo se notan los cambios?
Los cambios no tardan en llegar y el primero en notarlo vas a ser tú, tus sensaciones mejorarán y se harán evidente en los primeros 3-5 días: Digestiones más ligeras, reducción de inflamación abdominal, calidad del sueño, sensación de energía. Todos mis clientes coinciden en que el cambio más notable es la ganancia de vitalidad.
El reflejo en la báscula es algo más difícil de calibrar, dependerá del caso. El exceso del peso, los hábitos hasta el momento, posibles alteraciones metabólicas fruto de dietas agresivas o de otro origen, retención de líquidos... En cualquier caso el peso es un dato que puede llevar a engaño ya que es posible que pasado un mes no haya sufrido grandes cambios, sin embargo la composición y estructura corporal mejorará notablemente.
¿Que rutinas son las que urge corregir?
La alimentación es esencial. Te sorprenderías de cómo cambiando algunas rutinas diarias puedes avanzar en tu objetivo. Sin grandes esfuerzos y disfrutando de tu nuevo estilo de vida, no se trata de sufrir sino de mejorar tus conductas a base de pequeños cambios:
Beber agua. Olvídate de refrescos y otras bebidas azucaradas en tus comidas. Además durante el día debes mantener una buena hidratación.
Fritos bajo llave. Puedes comer de todo, pero no de cualquier manera. La fritura es un método de elaboración que altera exponencialmente el valor calórico saturando el alimento de grasas.
Distribución de tus comidas. Comer regularmente cada 3 horas (aprox) en porciones equilibradas tiene importantes efectos. Regula la sensación de hambre, mantiene estable la glucosa en sangre, activa el metabolismo, hace que tu alimentación sea más consciente.
Proteína magra y vegetales. Son alimentos con bajo porcentaje de grasa saturada. Tanto la fibra como la proteína tienen efecto saciante.
Por otra parte está la actividad, llevar un entrenamiento específico es la manera de optimizar resultados. Si por algún motivo no puedes mantener un plan de entrenamiento, lo que no puede faltar en tu día es la actividad. El ejercicio más asequible a todo el mundo es la caminata.
Si estás decidid@ a mejorar tus rutinas, llevar un plan a tu medida que te permita alcanzar el objetivo diseñando un nuevo estilo de vida que mejore tus sensaciones, tu salud y tu físico, solicita información sobre el plan personalizado: Plan FOOD & Plan TRAINING.